Que sucede si tomo alcohol y conduzco?

Afectación al cerebro y la vista

Por Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial

A pesar de que beber es una conducta social muy aceptada, el alcohol es un veneno. A medida que el sistema circulatorio lo comienza a absorber, va afectando tanto a nuestros órganos como a nuestro estado mental, siendo el cerebro y la vista los más perjudicados. Unas copas ya elevan la frecuencia cardíaca y la presión de la sangre; nos hace sentir relajados y perdemos la inhibición y la coordinación motora. Las aptitudes al conducir se perturban porque se aumenta el tiempo de reacción, se apreciarán distintas las percepciones del riesgo que tenemos al conducir y se reduce el campo visual.

¿QUÉ LE PASA AL CEREBRO?

Todas estas sensaciones que provoca ingerir esas copas son el resultado de reacciones químicas dentro del cerebro, pero especialmente en el cerebelo, que se encarga de la coordinación y el equilibrio. El alcohol causa una alteración química en las neuronas. ¿Cómo funciona esto?

Se suele decir, a modo de gracia, que cuando algo relativamente sencillo no se entiende inmediatamente es porque “no hizo sinapsis”. Tan lejos de la realidad no está el dicho porque la sinapsis es el espacio entre el extremo de una neurona y otra célula. Y entre la neurona y la célula vecina, se transmiten los impulsos nerviosos por medio de sustancias químicas que se llaman neurotransmisores. Entonces, la neurona libera los neurotransmisores y otra célula, del otro lado de la sinapsis, los recibe para que los impulsos nerviosos se concreten al fin. Mientras en algunas sinapsis los impulsos transcurren con fluidez, en otras quedan bloqueadas; y cuanto más alcohol se consume… más se afecta a la sinapsis.

Sinapsis química: El impulso nervioso que viaja por la célula presináptica llega hasta el terminal axónico o sináptico y provoca la liberación de neurotransmisores. https://www.rojotse.com.co/

El alcohol también engaña al cerebro haciéndole creer que hemos ingerido mucha agua; por eso le ordena a los riñones que trabajen al máximo desechando líquido valioso de la vejiga. Quizás al principio no se tenga la sensación de deshidratación, pero a la mañana siguiente la historia cambia por completo. El hígado será allí el que deba ordenar todo el organismo y equilibrarlo bioquímicamente (por algo se lo conoce como el 2º cerebro). Una de las múltiples tareas del hígado es transformar las toxinas en elementos inocuos y el alcohol es toxina para el organismo. Para esta eliminación se necesita agua, sin importar de dónde provenga y el cerebro es ¾ de agua, de allí que él sufre cuando el hígado necesita agua, perdiendo también minerales esenciales por lo que se encoje dentro de la cavidad craneal (dolor de cabeza o “resaca”). Por eso que beber agua alivia la sensación.

¿QUÉ LE PASA Al SENTIDO DE LA VISTA?

También se ve afectada la vista. El alcohol no sólo afecta la calidad de las imágenes sino que también fomenta la aparición de halos. Los halos son esos círculos luminosos que en ocasiones se perciben alrededor de los objetos. Lo interesante es que estos efectos se comienzan a notar con una tasa de alcohol de 0,25 gramos por litro de sangre.

Las alteraciones en la percepción visual de los objetos se deben, entre otros factores, a que el alcohol afecta la película de lágrimas que normalmente recubre la superficie del ojo. El etanol que contiene la bebida alcohólica va a contribuir a evaporar la parte acuosa de la lágrima provocando un desgaste de la película, lo cual hace que la imagen que se percibe pierda calidad. Este deterioro de la visión es aún más notable durante la noche.

Imagen del sitio: https://www.radioeme.com/

Obviamente, percibir halos alrededor de los objetos empeora la visión del conductor/a y genera dificultades para discriminar una señal de tránsito o para distinguir a las/os peatones. Además, es más probable que los faros de un vehículo que venga a su encuentro lo encandilen y le hagan perder el control del automóvil ya que el grado de dilatación pupilar es mayor. Por otro lado, al provocar un estado de relajación muscular, los movimientos oculares son más lentos por lo que la persona recoge menos información del entorno y, como resultado, comienza a tener problemas para percibir con claridad los estímulos que le rodean.

El alcohol también afecta la convergencia ocular por lo que al conductor/a le resultará más difícil calcular las distancias y la velocidad. Su consumo también genera dificultades para adaptarse con rapidez a los cambios de iluminación y para percibir el color rojo, que es uno de los más importantes en las señales de tránsito. Además, suele provocar un estrechamiento del campo visual, lo cual genera un “efecto túnel” que aumenta las probabilidades de que la/el conductor pase por alto algunos de los estímulos laterales, sobre todo cuando está en un cruce.

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