El engaño del Alcohol Cero

Una Ley para la tribuna

            El pasado 13 de abril de 2023 se aprobó el proyecto de Alcoholemia Cero al volante impulsado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) y diferentes organizaciones de familiares y víctimas del tránsito. El proyecto sólo cuenta con 1 artículo que sustituye el inciso (a) del artículo 48 de la Ley Nacional de Tránsito: la tolerancia para conducir bajo la ingesta de alcohol de hasta 0.5 gramos por litros de sangre (g/l) ahora pasa a ser de 0.0 g/l.

            Creemos preocupante la implementación de normativa que, no sólo perjudica a ciudadanos conscientes y precavidos, sino que intenta tapar la ineptitud de las actuales autoridades de la Seguridad Vial que no se ocupan del real problema de fondo. A continuación desarrollamos 8 tópicos que explican el grave error en la aprobación de la mal llamada Ley de Alcohol Cero.

  1. ¿ALCOHOL CERO O ALCOHOLEMIA CERO? 

            La modificación de la Ley es sobre la tasa de alcoholemia, NO sobre la presencia de alcohol. Es importante conocer la diferencia porque se “vendió” la propuesta como ALCOHOL CERO, y ese concepto nunca estuvo en discusión. Lo que sí se discute es ALCOHOLEMIA CERO. ¿Cuál es la diferencia?

            Todos los especialistas coincidimos en que el alcohol al volante NUNCA debe estar presente porque, aun en bajas dosis, el alcohol modifica las aptitudes al circular. Pero, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) propone promulgar y hacer cumplir leyes que establezcan el límite máximo de concentración de alcohol en sangre en 0.5 g/l. Esto es porque la evidencia científica marca que el riesgo de participar en un siniestro vial comienza a partir de 0.5. Por debajo de 0.5 el riesgo es considerablemente bajo, prácticamente nulo y donde el alcohol puede estar en mínimas dosis pero no ser la causal principal y ni siquiera secundaria de un hecho vial.

            A partir de una alcoholemia de 0.5 gr de etanol por litro de sangre se multiplica por dos el riesgo de sufrir una colisión. Con 0.8 el riesgo es 5 veces mayor, y así continúa aumentando[1]. Al mismo paso, se aumenta el riesgo de sufrir lesiones y la probabilidad de que estas sean mortales. En jóvenes la cosa es peor, porque unir inexperiencia y alcohol justificaría que los límites se especifiquen a ciertas edades, cuestión trabajada en muchos países del mundo, pero que en este proyecto ni se rozó la temática. Por ejemplo, en algunos países europeos la alcoholemia es 0.0 hasta alcanzar los 21 años de edad.

Crash Risk alcohol impaired driving. Source R.P. Compton, et al. Proceedings of ICADTS T- 2002

            Proponer una Ley de Alcoholemia Cero y no de Alcohol Cero hubiera sido transparentar la discusión, hacerla fundada y discutir la medición de los gramos de alcohol en el torrente sanguíneo, sus efectos y hasta qué límites puede tolerar un conductor sin correr riesgos de participar en un siniestro. Bajar el límite de 0.5 a 0.3 para conductores de automóviles particulares podría haber sido legítimo. Lo mismo bajando de 0.2 a 0.1 a motociclistas. Sin embargo, se necesitó vilmente dividir la discusión entre los que estaban a favor y los que estaban en contra del alcohol al volante. (Breve tiempo atrás, hemos tenido recientemente discusiones legislativas donde se ponía el foco en estar a favor o en contra de la vida, resumiendo malintencionadamente una política de derechos con un trasfondo sensible y que en un mundo utópico no debería discutirse).

  • ¿QUÉ PASA EN OTROS PAÍSES? 

            Cerca de 100 países (2/3 de la población mundial) establecen la alcoholemia máxima en 0.5 g/l. Sólo 6 países europeos han adoptado el límite 0.0, ellos son: Hungría, Ucrania, Eslovaquia, Moldavia, Rumania y República Checa. Casualmente, estos 6 países se encuentran entre los de mayor consumo de alcohol en el mundo según la OMS. Todo el Reino Unido cuenta con un límite de 0,8 (excepto Escocia que lo bajó a 0,5). Polonia tolera no más de 0,2 g/l y sanciona con penas de hasta 2 años de prisión en caso de transgresión. En EE.UU la mayoría de sus Estados tienen un límite de 0,5; en Illinois por ejemplo, es 0.0 para conductores menores de 21 años, mientras que en California es 0.1 g/l el límite de alcohol para la misma franja sub-21.

            En Latinoamérica, con el flamante proyecto de 0.0 g/l aprobado, nuestro país se suma a Brasil, Paraguay y Uruguay, mientras que Chile aun tolera el 0.3 g/l. En la tabla a continuación se observa de manera notoria la separación del dato entre tolerancia de alcohol permitido y la cantidad de fallecidos[2]. Mientras en España se permite 0.5 g/l y su tasa de fallecidos en los caminos está en 3.7 cada 100 mil habitantes, en Brasil o Paraguay es 0.0 y mueren más de 20 personas cada 100 mil habitantes. 

PAÍSESTolerancia en la cantidad de alcohol en sangreTasa de fallecidos x siniestros viales cada 100 mil habitantesControles de alcoholemia cada 1000 habitantes
Alemania0.54.3s/d
Argentina[3]0.013.614
Australia0.0 – 0.2 – 0.85.4 
Brasil0.023.4 
Canadá0.0 – 0.5 – 0.86.0 
Chile0.312.4 
China0.218.8 
Colombia0.216.8 
Corea del Sur0.59.3 
Ecuador0.320.1 
España0.53.7132
EE.UU0.510.6 
Francia0.55.1152
India0.316.6 
Italia0.56.1s/d
Japón0.34.7 
México0.3 – 0.85.7 
Noruega0.22.2s/d
Países Bajos0.53.4s/d
Paraguay0.020.7 
Perú0.513.9 
Reino Unido0.82.9s/d
Rusia0.418.9s/d
Suecia0.22.8130
Uruguay0.016.6 

  • NO EXISTE LA MEDICIÓN CERO ABSOLUTO

            Los expertos en metrología (ciencia que estudia los sistemas de pesos y medidas) aseguran que todas las mediciones incluyen una incertidumbre, es decir, un cierto margen de duda que impone expresar el resultado como un rango de posibles valores y no como un único valor[4]. Para un control en la vía pública que demuestre garantías mínimas a los conductores, cada alcoholímetro debe estar calibrado de forma periódica por un organismo técnico idóneo, con faja de seguridad y sobre todo, debe conocerse su nivel de incertidumbre y que el mismo figure en la reglamentación de la Normativa Cero. De lo contrario se infraccionará a quienes no hayan tomado una gota de alcohol o incluso podrían ser nulos los procedimientos de inspección que efectivamente deban ser sancionados.

            Una medición sin margen de error devendrá en una contraprueba en plenos controles (pudiendo también ser equívoca), además habrá prolongadas discusiones por décimas de gramos de alcohol que de antemano, los ciudadanos ya conocen que nada influiría en la afectación de los reflejos al conducir.

  • EFICIENCIA Y EFICACIA DE ALCOHOLEMIA CERO

            Implementar Alcoholemia Cero implica gran inversión de recursos, aumento de controles, aparatos alcoholímetros, personal de control, información a la ciudadanía, campañas de concientización, publicidad, etc. En enero de 1995 comenzó a regir la tolerancia de 0.5, pero sabido es que los controles son casi inexistentes en estos 27 años. Pasar de ese escenario al escenario 0.0 g/l y en el contexto de una situación económica muy dificultosa, hará que la medida sea inconducente e inaplicable, socavando aun más el alto descreimiento de la población por las leyes viales y afectando así a políticas que han tenido gran éxito en esa materia, como el uso del cinturón de seguridad por ejemplo.

            Según datos de la propia ANSV, sobre controles de alcoholemia realizados a 21.500 conductores en Argentina en 2017, sólo el 2,7% tuvo alcoholemias entre 0 y su permitido por Ley (0.5 en autos, 0.2 en motos y 0.0 a profesionales). El 11,1% dio positivo (por arriba de lo permitido por Ley), y el 82,3% dio 0.0 g/l. Significa que aplicando la ley de Alcoholemia Cero se pierde eficiencia (se invierten muchos recursos escasos) para ganar muy poca eficacia (2,7% de casos de ilegalidad). Se van a destinar recursos finitos en controlar a los que tienen una graduación baja y poco riesgosa, mientras se pierde la oportunidad de focalizar y controlar a quienes tienen una graduación alta y que pueden causar un siniestro vial. Aquellos datos evidenciaron que el promedio de alcohol en sangre, entre los resultados positivos, es de 1,10 g/l. Significa que la conducta de la población oscila entre quienes NO consumen alcohol al conducir y quienes, cuando consumen, lo hacen de manera excesiva superando ampliamente (más del doble) lo permitido por Ley.

            Debemos mejorar el sistema de aplicación y control para luego modificar la legislación. Si las leyes no cumplen con modificar la realidad, la regulación es sólo de derecho y no de hecho, por lo que las leyes  – y más las punitivas – pierden su objetivo y así su sentido. Las leyes, para cumplir sus objetivos, deben nutrirse de recursos por parte del poder ejecutivo, de lo contrario se le estaría aplicando un veto informal y sería preferible no legislar y hacer cumplir lo que hace 27 años ya está estipulado: 0.5 g/l. Modificar para no aplicar genera pérdida de legitimidad en las normas a cumplir por parte de la población.

  • LA MENTIRA EXPLÍCITA

            La dirigencia responsable del impulso de esta Ley de Alcoholemia Cero suele repetir que un estudio de la ANSV registró que en 1 de cada 4 siniestros FATALES en Argentina el alcohol estaba presente. Ese estudio con esos resultados nunca existió ni se presentó oficialmente. La actual dirigencia de la ANSV no realizó absolutamente ningún estudio científico que avale el impulso y aprobación de esta nueva Ley. Sólo se conoce un informe de SEDRONAR y la ANSV del 2018, realizado en 32 hospitales públicos del país y que midió la prevalencia del consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas en conductores de vehículos que ingresaron en sus salas de emergencia por motivo de siniestros viales. Los resultados del estudio determinaron que el 25,1% de los conductores había consumido alcohol en las 6 horas previas a la ocurrencia del siniestro, es decir 1 de cada 4 SINIESTRADOS EN GENERAL, sin especificar ni graduación ni fallecidos[5].

  • LA EXCUSA DEL 0.0 g/l PARA CONDUCTORES PROFESIONALES

            Desde el año 1995. los conductores profesionales de ómnibus, camiones o vehículos especiales deben registrar 0.0 g/l de alcohol en sangre. Dicha disposición se ha usado para alimentar el siguiente argumento: Si para profesionales rige Alcoholemia Cero ¿Por qué no debería suceder lo mismo con los conductores de vehículos particulares? Claro está que la conducción profesional de este tipo de vehículos se da en contextos laborales, de largas jornadas en las que conducir rodados incómodos, pesados, lentos y que en muchos casos transportan personas sin cinturón de seguridad o cargas que pueden dañar gravemente a terceros si son desprendidas, requiere un nivel de concentración tal que nada ni nadie debe alterar durante 6, 8 o más horas de trabajo. Distinto es mantener la concentración durante un viaje de 30 minutos o más, o en una situación más relajada como puede ser conducir un cómodo vehículo. Tener en el torrente sanguíneo menos de medio gramo de etanol por cada litro de sangre, no eleva el normal riesgo de participar en un siniestro vial. Riesgo existe siempre, sin tomar alcohol también estará presente, pero como se dijo, a partir de los 0.5 ese riesgo crece exponencialmente. Conducir vehículos con potencial para generar daño como puede ser un ómnibus con pasajeros requiere de estrictas medidas de seguridad entre las que se destacan eliminar toda presencia de alcohol para que, de producirse un siniestro, la ingesta sea completamente descartada entre las posibles causales del hecho.

  • EL FOCO EN EL ALCOHOL POR SOBRE OTRAS CAUSALES

            Podría pensarse entonces que, a partir de la reglamentación de Alcoholemia Cero, cualquier averiguación judicial sobre las causas que originaron un siniestro vial, tendrá el foco en el resultado del test de alcoholemia. Si a uno de los conductores participantes de un siniestro en una intersección se le realiza el test y éste da como resultado 0.1 o 0.3 g/l, la otra parte podrá usar esto como causal de responsabilidad; siendo que quizás, quien no tenía alcohol en sangre, infringió la prioridad de paso en esa esquina por ejemplo.

  • BUSCANDO UN PROBLEMA DONDE NO EXISTÍA

            Uno de los motivos de la ANSV para dar impulso a esta normativa de Alcoholemia Cero era el de desterrar la idea de conducir y tomar; algo así como no especular con tomar 1 o 2 copas con alcohol y luego conducir, porque de todas maneras “no se iba a superar el 0.5 permitido”. Está demostrado por los resultados que la propia ANSV publica, que los casos de alcoholemia positiva durante los escasos controles mensuales que se realizan, están por debajo del 5% en todo el país. Es decir que el 95% de los controlados en Argentina puede auto-controlarse y no superar esas “1 o 2 copas” con alcohol tomadas antes de conducir. ¿Cómo se premia a ese 95% que cumple la normativa que rige hace 27 años? Prohibiendo totalmente ese escaso consumo y multándolos fuertemente si registran 0.1 g/l. ¿Qué pasará con el 5% que poco le importaba superar el 0.5? Seguirá incumpliéndola.

            Esto habla a las claras que no se ataca el problema del +0.5 g/l, sino que se busca atacar el NO PROBLEMA. Se desprecia totalmente a aquellos conductores cuidadosos en su ingesta de alcohol y se los ataca, volcándoles toda la inoperancia del Estado a su exclusiva responsabilidad personal. Cada uno de ellos deberá calcular con ¡vaya a saber qué método!, cuánto tiempo debe pasar para que un control de alcoholemia sorpresa no le detecte alcohol en sangre, aun si tomó o no alcohol y bajo la suerte de un alcoholímetro que pueda estar, o no, calibrado.       

            CONCLUSIÓN                

            Creemos que la ANSV debe ser un organismo serio, técnico, pensante, profesional, apolítico y largo-placista. La actual gestión logró posicionar a la ANSV como un dispensario de slogans; una suerte de plataforma para políticos que quiere ser rupturista con un organismo que, muy por el contrario, debe seguir las recetas de países exitosos, estudiosos y federales. El foco sancionatorio de la actual gestión basado en la promulgación de foto-multas, perseguidor de “banquineros” y de “tapadores de patentes”, está siendo coronado por una medida inútil. Se “tira la toalla” a la tareas de la fiscalización y el control. Se vuelca en cada usuario toda la responsabilidad, ¿Y el Estado? El Estado ya avisó: Alcohol Cero.

ISPREVI
Instituto Superior de Prevención Vial
info@isprevi.org


[1] https://www.researchgate.net/publication/240629941_CrashRiskofAlcoholImpairedDriving

[2] Del Sitio web: https://etsc.eu/progress-in-reducing-drink-driving-and-other-alcohol-related-road-deaths-in-europe/

[3] Del Sitio web: https://www.cadenanueve.com/2023/04/15/los-controles-la-clave-para-el-exito-del-alcohol-0-al-volante-ya-que-solo-14-se-hacen-cada-mil-habitantes/

[4] Vocabulario Internacional de Metrología (VIM 2012) y Guía para la Estimación de Incertidumbre de Medida (GUM 2008). El resultado de una medición se expresa como un valor medido y una incertidumbre de medida.

[5] Del Sitio web: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/ansv_denov_estudio_alochol_dic_2019_v3.pdf

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