El uso de las bicicletas como futuro sostenible

Por José Luis Aquino
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial

Lo único positivo que puede dejar el ver incrementarse los parques vehiculares en las grandes ciudades es el tránsito cada vez más usual de las bicicletas. El uso de la bicicleta baja los índices de siniestros viales y del riesgo de participar en ellos. Con su proliferación pueden ampliarse las puertas del progreso económico y social en los países con economías emergentes. Así lo reconoció La Organización de las Naciones Unidas en 2015 al incluirla en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030; objetivos a los cuales 193 países (incluido Argentina) se comprometieron a alcanzar antes de ese año.

Aspectos positivos en el uso de las bicicletas pueden mencionarse muchos. Desde la contribución a la disminución de la pobreza en países en vías de desarrollo, tanto en el medio rural como en el urbano, al mejoramiento de la salud para sus usuarios/as, de la mano de los beneficios que tiene la actividad física para todas las edades. Incluso su masivo uso puede equilibrar las oportunidades en materia de género, permitiendo tanto a hombres o mujeres al mismo acceso a la movilidad. Contribuciones al impulso de energías renovables y lucha contra la contaminación son también beneficios destacables, sobre todo en ciudades con índices negativos en ese sentido.

Cada vez son más las personas que utilizan la bicicleta para sus desplazamientos diarios. En algunos lugares “la bici” se ha convertido incluso en una pieza fundamental para el desarrollo. En cualquier caso, vayamos donde vayamos, nunca debemos olvidarnos de la seguridad.

Para una movilidad segura el ciclista tiene deberes y derechos, siendo obligatorio para sus usuarios la visibilidad personal para terceros y la seguridad del vehículo. Aquí algunos:

  • Casco: Disminuye los daños en la cabeza.
  • Uso de ropa de colores claros: En lo posible con apliques reflectivos, de manera que las luces de la calzada reboten en ellos y puedan ser divisados con más facilidad.
  • Luces rojas destelladoras: Ubicadas en el sector trasero. Y luz blanca en el delantero.
  • Espejos retrovisores. Útiles sobre todo cuando no existe ciclovía.
  • Timbre al alcance de la mano.
  • Frenos delanteros y traseros.

A cuentagotas, los diferentes Estados están comenzando a pensar la movilidad urbana del futuro. La priorización en la circulación apunta a las/os peatones, ciclistas y vehículos de movilidad personal eléctricos; y no tanto a rodados de más de 1000 kg. de peso con un ocupante dentro. Si bien esas estrategias tienen como horizonte la productividad en términos laborales, desde el punto de vista de un ambiente libre de agentes contaminantes y de la reducción en las tasas de siniestros, las grandes urbes comienzan a transitar por el camino correcto.

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