Nuevas marcas para el tránsito

(Sendas peatonales bi-colores y raros “dibujos” en el asfalto)

Desde hace un tiempo, no tan largo, se pueden ver nuevas sendas peatonales dibujadas en algunas esquinas porteñas. Estas sendas amarillas y blancas delimitan los llamados: «Senderos escolares». Según dicen desde el gobierno porteño, a ellas se sumaron además agentes de Prevención, de Control de Tránsito y Transporte, efectivos de la Policía de la Ciudad y guardianes escolares.
Tienen como objetivo llamar la atención a peatones y conductores dado que están en perspectiva; son parte de los «caminos seguros» alrededor de establecimientos educativos. Enmarcan los trayectos entre las escuelas y los domicilios de los alumnos o entre las escuelas y las paradas de colectivos. Como conductores estamos advertidos que en las esquinas donde se tracen estos llamativos cruces, deberemos tener más cuidado que el habitual por el sólo hecho de que por allí pueden estar por cruzar niños jugando, corriendo y distraídos.
Otras de las novedades que cambiaron un tanto el paisaje de algunos cruces porteños fueron los denominados elementos del Traffic Calming. Con la mente puesta en controlar el tránsito y
reasegurando la creencia que las calles son espacios públicos muy valorados y que deben ser compartidos de igual forma por todos los usuarios, se han implementado estos mecanismos. Son
sencillos, económicos y fáciles de leer por todos. Pueden verse en barrios como Caballito y Almagro y consisten en el diseño y la incorporación de recursos (estrechamientos de calzada, rotondas, macetas, pequeños desvíos, isletas, etc.) que están destinados a bajar la velocidad de los vehículos.
Además ayudan a reducir el radio de giro de los autos en esquinas peligrosas y evitar el estacionamiento indebido en las ochavas. Cada una cuenta con pintura color arena, delineadores, tachas y mobiliario urbano (macetas y bicicleteros).
Estos elementos hacen que el tránsito vehicular circule más despacio, haciendo a la zona menos peligrosa, ruidosa y contaminada. Reduciendo la velocidad desanima a los conductores a usar las calles de los barrios como forma de acortar distancias. Los ingenieros que proponen y trazan estas delimitaciones usan varias medidas físicas y regulatorias para cambiar la psicología del usuario de la vía.
La forma en cómo la calle se diseñó le va a decir al conductor cómo tiene que transitarla. Angostando los carriles o la calle misma, haciendo la calle con curvas o usando jardines, la vía da una actitud relajante que invita a los caminantes a decirles a los automovilistas ¡Anden más despacio!, esto es un espacio compartido.
Los usos y costumbres cambian y las ciudades no se quedan atrás. En medio de nuestra locura laboral diaria y de las nuevas tecnologías en materia de tránsito que van apareciendo, conductores y peatones intentan adaptarse al nuevo mapa urbano que cada tanto -y cada vez más seguido- les hace preguntarse «¿Qué es esto?» a mitad de una avenida.

Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
investigacionaccidentologica@isprevi.org  

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