La vuelta a la rutina

(consejos útiles para no sufrir al volante)
Todo concluye al fin, dice la canción. Y alguna vez tenemos que volver de las vacaciones y ponernos media pila, ¿para qué? ¡Para irnos de nuevo de vacaciones! Y así sigue la vida…re loca, con una vorágine del mismo tenor que la de Forest Gump. Bue, basta de sarcasmos, y a afrontar el año con nuestros quehaceres, nuestras alegrías y nuestros problemas… pero también, con nuestro tránsito. Sin duda que para aquellos que nos quedamos en la ciudad, durante Enero y Febrero no tuvimos demasiado sufrimiento en lo que a tránsito respecta; mientras que los que pudieron irse lejos a descansar, en general, tampoco sufren el tránsito.

Pero estos últimos no sufren, más que nada porque de vacaciones no nos importa nada… – ¿Querés pasar? ¡Pasá! – ¿Querés meterme la trompa de repente a la salida de tu garaje? ¡Metela! – ¿Querés robarme la rueda de auxilio? ¡Robam…! – bue, bue…tampoco tanto ¿no?

El tema es que sabiendo lo problemático que se vuelve año a año el tránsito en nuestro país, a veces es “sano” mentalizarnos y saber que los trayectos diarios semanales en nuestro auto se vuelven cada vez más lentos. Esa idea que tenemos de: …“Siempre tardo 32 minutos en llegar a mi trabajo…” cada año se estira un poco más.

Un tanto por los vaivenes socio-económicos de los últimos 15 o 20 años, como ser:

El crecimiento en las ventas de automóviles nuevos y usados.
El crecimiento demográfico, la centralización poblacional.
La facilidad al crédito para llegar al 0 km.
La falta de controles viales, etc. etc. y otro tanto por creernos a veces “SOLOS EN EL MUNDO”.
O sea, miren que ese trayecto que hasta el año pasado a mí me llevaba 32 minutos en completar, en 1990 a otro le llevaba 24 minutos, en 1980 se hacía en 16 y así sucesivamente.

Lo siento mucho pero ¡Señoras y Señores!: la vida continúa, crece y se desarrolla. El tránsito se ralentiza hasta que colapsa; si no se toman medidas que lo mejoren, claro.

La idea sería prepararse de antemano; Conocer el camino y sus probables desvíos ante un corte de calle; Salir un poco antes para conducir sereno; No intentar ganar con el acelerador el tiempo perdido (se gasta más combustible, por ende, se contamina más); Evitar pelearse con otros conductores (subir las ventanillas y escuchar buena música ayuda); Tratar de no parar en el camino (el fin de semana es más tranquilo para cargar combustible o comprar chicles); Respetar siempre al peatón (también está
apurado y comete tanto o más infracciones como los conductores);

Realizarle al vehículo el mantenimiento adecuado (quedarnos a medio camino puede ser peligroso y engorroso) y por último y no por eso menos importante, NO infringir las normas de tránsito ya que cuando se conduce apremiado por los tiempos, se suele dejar de lado la Ley.

Así como proliferan los autos, los vehículos en doble fila, los semáforos, la falta de estacionamiento, etc. también lo hacen las foto-multas, que traen más de un dolor de cabeza cuando las recibimos y que nos obligan a reflexionar: ¡A partir de mañana me levanto 10 minutos antes!

Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
investigacionaccidentologica@isprevi.org

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