Por Carlos DÍAZ FILGUEIRA
En prevención vial cada vida es un cien por ciento: es una estrella de mar. La relatividad estadística.
El dato ha acompañado la vida social cotidiana del ser humano, al hacer referencia a elementos de la realidad que dan contenido a toda forma comunicativa.
Asimismo, para la ciencia y la investigación constituye un elemento imprescindible como expresión concreta de la realidad, es el medio a través del cual es posible evidenciar o demostrar las interpretaciones sobre los distintos objetos del estudio. Si quisiéramos profundizar sobre la metodología de la investigación científica visitemos “LA CIENCIA, su método y su filosofía”, del argentino Mario BUNGE, filósofo, físico y epistemólogo fallecido el pasado 24 de febrero en Montreal, Canadá.
El magnificar los datos estadísticos para otorgarle equivalencia de realidad y no como una representación simbólica de la realidad, considero que es un error.
El uso y la significación que le asigne a los datos cada investigador serán diferentes. El contexto del discurso otorga significado al dato. Esto implica que un mismo dato puede tener significados diferentes al estar insertos en distintos discursos.
Los datos no hablan por sí solos, cada sujeto y contexto da significación al dato.
Quienes trabajamos en prevención vial, no dudamos del valor que tienen las estadísticas como herramienta orientadora, pero su valor es relativo.
Relativizar los datos no es negarlos, ellos expresan una porción de la realidad desde observadores particulares y con modos específicos de registrar esa parte de la realidad. En este sentido, siempre existirá la posibilidad de modificar el dato y su significación en relación directa del conocimiento que se tiene de la realidad.
Nos podrán decir que el índice de víctimas fatales a causa de los accidentes viales será de 20, 30, 40, etc. por millón de habitantes. Lo cierto es que, si la consecuencia de un accidente fatal nos toca a nosotros en forma directa o a algún familiar o amigo, ese porcentaje será del ciento por ciento; he aquí la relatividad.
La construcción de la cultura vial a través de la educación en la prevención trabaja en la singularidad, que a la vez representa una totalidad, sin que esto constituya una contradicción como se puede apreciar.
En este momento, recuerdo el siguiente relato:
Había una vez un escritor que vivía a orillar del mar; donde pasaba temporadas enteras escribiendo y buscando inspiración para su nuevo libro.
Una mañana mientras paseaba a orillas del mar vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña, al acercarse, advirtió que se trataba de un joven quien tomaba estrellas de mar en la orilla y las arrojaba al mar.
El escritor le preguntó al joven que estaba haciendo, este la contestó: “…recojo las estrellas de mar que han quedado varadas en la playa y las devuelvo al mismo, puesto que la marea ha bajado demasiado y muchas morirán…”.
Le respondió el escritor: esto que haces no tiene sentido, hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas…
El joven miró fijamente al escritor, tomó una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: “PARA ESTA ESTRELLA SÍ TIENE SENTIDO”.
El joven miró fijamente al escritor, tomó una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: “PARA ESTA ESTRELLA SÍ TIENE SENTIDO”.
Cuando llevamos nuestro mensaje orientado hacia la prevención de siniestros viales estamos haciendo lo mismo que aquel joven: DEVOLVEMOS LAS ESTRELLAS AL MAR.
CADA UNO DE NOSOTROS SOMOS EL CIEN POR CIENTO. NO SOMOS UNA PORCIÓN DE UN DETERMINADO NÚMERO DE HABITANTES. SOMOS UNA TOTALIDAD.