Mi auto vino sin luz de giro…

Quién de nosotros no se encontró alguna vez manejando detrás de un auto que, sin seña lumínica alguna, frena de repente y gira en la esquina. O que coloca la luz de giro y en mitad de la calle se detiene y entra a un garaje. ¿Lindo momento, no? Creo que es ahí cuando sale de adentro nuestro una especie de cloaca convertida en palabras; palabras que harían sonrojar al mismísimo Satanás; una serie de adjetivos que si los escuchara el propio Rambo haríamos que guarde su cuchilla y se siente en un rincón.


Nuestra legislación (Ley Nacional de Tránsito 24.449/95) nombra: luz intermitente de emergencia a las que comúnmente llamamos balizas, mientras que las de giro sí las llama: luces de giro; por supuesto que el correcto funcionamiento y disposición de ambas son de obligatoriedad para los conductores. En las maniobras como:

 El sobrepaso (siempre por la izquierda) de otro vehículo debe acompañarse con el uso de las luces de giro (Artículo 42),
 Circular desde 30 metros antes por el costado más próximo al giro a efectuar advirtiendo la maniobra con la luz que corresponda manteniéndola hasta terminar el cruce (artículo 43)
 Cuando cambiamos de carril (Artículo 45)


Son puntos específicos que la Ley nombra respecto a la luz de giro, mientras que en lo que respecta a las luces intermitentes de emergencia (mal llamadas balizas) dice:


 Usarse para indicar la detención en estaciones de peaje, zonas peligrosas o en la ejecución de maniobras riesgosas (Artículo 47)
Nuestra querida pero un tanto “general” Ley de Tránsito Argentina deja abierta la posibilidad de las discusiones que, en ciertas ocasiones, se vuelven eternas y un tanto banales. No obstante esto, y a modo de ejemplo: la detención a mitad de una cuadra para intentar introducirse a un garaje, podría tomarse como una maniobra de las riesgosas, más aún si se produce sobre Av. Corrientes un viernes a las 18 hs;
Sería prudente la realización de una maniobra de este estilo con las luces intermitentes de emergencia accionadas, y si es posible reforzando con una mano asomada por la ventanilla (Artículo 43); nunca está de más un aviso pomposo para el automóvil que nos persigue, a la hora de cuidarnos o cuidarme de un eventual accidente. Tampoco hace falta que lo hagamos sobre una avenida como Corrientes, pero el hecho de colocar la luz de giro puede hacer pensar a nuestro perseguidor, que giraremos al llegar a la esquina y ahí sí, PUM, a costear los daños.
Contextualizando con el tránsito actual, un sentido común entrenado y apto es fundamental a la hora de realizar una maniobra riesgosa acompañada con las balizas encendidas; para que los conductores detrás nuestro paren sus antenas y estén listos a observar con más detenimiento nuestro accionar, en casos como estacionamiento, paradas, introducción a garajes, etc.

Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
investigacionaccidentologica@isprevi.org

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