Por Augusto Manzone
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
Sabido es que los siniestros viales nacen producto de la circulación de vehículos automotores en convivencia con tránsito peatonal y otros usuarios vulnerables de la vía. Pero el fenómeno de la siniestralidad también genera grandes costos económicos a una sociedad; desde la intervención de los servicios de emergencia en el lugar del hecho y el trabajo pericial accidentológico por parte de fuerzas policiales, pasando por los costos de insumos médicos y las lesiones físicas perdurables que disminuyen la productividad en las industrias locales.
Las políticas a implementar para reducir la tasa de siniestros viales está dada en la aplicación de mejoras continuas y estratégicas en materia de seguridad vial. En general se piensa que el abordaje de la problemática debe ser implementada únicamente por el Estado interesado; sin embargo, los actores privados también pueden contribuir a la mejora y así obtener beneficios para sí y para su comunidad.
El ejemplo más claro es el de las Empresas de Transporte Privado de pasajeros. Su propia actividad diaria las lleva a niveles de exposición al riesgo muy altos, cuestión que las obliga a actuar a consciencia y a tomarse su actividad como eje central que va a contribuir responsablemente en el espacio público. Pero desde el lado estrictamente económico, la seguridad vial dentro de una empresa de transporte resulta importante a la hora de evaluar los costos que trae participar de un siniestro vial. No siendo sólo daños materiales y a las personas, sino que también mermas a la productividad de la propia empresa.
Dado lo significante de los costos, en la actualidad, las empresas en el rubro servicio de transporte privado están invirtiendo fuertemente en seguridad vial, permitiendo reducciones significativas de costos de reparación de las unidades dañadas por hechos viales. Además, las reducciones en las erogaciones se reflejan cuando se trabaja sobre el mantenimiento vehicular y en los gastos que implican las compensaciones por litigios judiciales. Por otro lado, la capacitación constante al personal de la empresa (sea conductores como miembros del equipo técnico y administrativo) son una herramienta valiosa que permite, por ejemplo, incrementar las opciones con las Compañías Aseguradores en los casos de siniestros viales ya consumados.
La siniestralidad vial es un fenómeno social complejo, y como tal, debe ser tratado desde todos los actores sociales. Los Estados son claramente responsables, pero el factor privado tiene también responsabilidad directa para que éste haga efectivas y perdurables sus políticas a implementar, pensando en el conjunto que al final, traerá beneficios para todos.