Conducir de noche…

por Carlos DÍAZ FILGUEIRA

Frecuentemente oímos comentarios de conductores que afirman que prefieren conducir por la noche, en general, cuando se refieren a recorrer distancias importantes, alejándose de su lugar de domicilio.Sin lugar a dudas la conducción nocturna exige mayor atención.
Trataré de hacer algunos comentarios al respecto.

VIAJAR DE NOCHE NOS BENEFICIA?

El tránsito vehicular se reduce considerablemente por la noche. Sucede en todos los ámbitos: en las ciudades, zonas o barrios periféricos y cuando nos adentramos en áreas menos o no urbanizadas. Esto sucede en virtud a que las actividades de la población se desarrollan en el mayor porcentaje durante las horas de luz, limitándose la circulación vehicular en la noche a los vehículos de transporte público, emergencias, servicios, seguridad y transporte de mercaderías desde los centros de producción a los de consumo. Vamos a notar que nos desplazamos con fluidez, y que, salvo alguna obra pública, evento extraordinario o incidente, obtendremos una notoria regularidad.
Las estadísticas, no muy confiables en nuestra Argentina, confirman que la mayor parte de los siniestros se producen por la noche.
Dormir mejor por la noche que durante el día no es casualidad. La respuesta la tiene la melatonina, una hormona que segrega nuestro cuerpo de forma natural. Esta tiene la capacidad de equilibrar desórdenes emocionales, tiene un alto poder antioxidante, protege el sistema inmunológico y, además, es la encargada de inducirnos al sueño. Así pues, si hay algo esencial para dormir es la melatonina.
Es una hormona que únicamente se segrega de noche, y es la encargada de regular el ritmo circadiano, es decir, de diferenciar las funciones de nuestro organismo entre vigilia y sueño. Las alteraciones de los ritmos circadianos a largo plazo tendrían consecuencias adversas en múltiples sistemas, particularmente en el desarrollo de exacerbaciones de enfermedades cardiovasculares.
Lo ideal para segregar suficiente melatonina para un sueño profundo y de calidad es dormir en un espacio totalmente a oscuras. No obstante, quien trabaja de noche, tiene un horario laboral por turnos o vive en un sitio con más iluminación que la deseada, tendrá problemas para segregar melatonina y tener un buen ciclo del sueño.
¿Pero, cuando excepcionalmente decido conducir un largo camino durante la noche, dejo de producir melatonina? no. Quizás lo haga en menor cantidad, pero la melatonina estará presente afectando nuestra resistencia en alguna medida.
Que quede claro que no intento persuadir o hacer desistir a los amantes de la noche al volante…
sigo.
Hablemos de la visión nocturna…

La visión nocturna deficiente puede ser un grave peligro, especialmente entre los conductores mayores que utilizan su automóvil después del anochecer. En las licencias nacionales de conducir puede constar “USA ANTEOJOS”, y pueden también restringir la conducción nocturna, de ser aconsejable.
Es posible que un gran número de conductores mayores con problemas de visión relacionados con la edad no visiten a su oftalmólogo con la frecuencia suficiente para asegurarse que puedan ver lo suficientemente bien como para conducir con seguridad.
Para empeorar las cosas, los problemas oculares, como las cataratas, pueden desarrollarse tan lentamente que es posible que los conductores mayores no se den cuenta que su visión está disminuyendo. Además, a medida que envejecemos, comúnmente experimentamos disminuciones en la visión, la cognición y la función motora como parte del proceso de envejecimiento. Estos factores hacen que los conductores mayores sean vulnerables a incidentes en situaciones de conducción que requieren una buena percepción visual, atención y tiempo de reacción.
Una variedad de cambios ocurre en el ojo que pueden afectar la visión nocturna al conducir, entre ellos se encuentran:
a) Al envejecer, las pupilas se encogen y no dilatan bien la oscuridad, reduciendo la cantidad de luz que entra en el ojo. Algunos investigadores han estimado que la retina de un adulto de 80 años recibe mucha menos luz que la retina de un joven de 20, lo que hace que los conductores mayores conduzcan como si llevaran gafas de sol en la noche.
b) El envejecimiento de la córnea y el lente del ojo se vuelven menos claros a medida que envejecemos, lo que hace que la luz se disperse dentro del ojo, lo que aumenta el brillo. Estos cambios también reducen la sensibilidad al contraste, la capacidad de discernir diferencias sutiles en el brillo, lo que hace que sea más difícil ver objetos en la carretera por la noche.
c) Una persona mayor puede exhibir una agudeza visual normal en un examen de la vista, y aun así tener dificultades para concentrarse en la carretera por la noche, donde la iluminación es deficiente y se requieren tareas visuales más complejas.
d) Los ojos de muchas personas tienen imperfecciones ópticas llamadas aberraciones de orden superior que no se pueden corregir con gafas o lentes de contacto. Estas aberraciones pueden aumentar con la edad y causar deslumbramiento, especialmente cuando la pupila se dilata por la noche.
El riesgo de degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), el glaucoma, la retinopatía diabética y las cataratas aumenta al hacerse mayor. Estas condiciones pueden afectar la visión nocturna incluso cuando están en etapas tempranas.
Irónicamente, las luces altas, las luces auxiliares y las luces antiniebla diseñadas para ayudarlo a ver mejor por la noche pueden ponerlo en riesgo de sufrir un accidente debido al deslumbramiento que puede experimentar cuando los vehículos que se aproximan tienen estas mismas características.

Que es la visión periférica

La visión periférica, o visión indirecta, es visión tal como ocurre fuera del punto de fijación, es decir, lejos del centro de la mirada. La gran mayoría del área en el campo visual está incluida en la noción de visión periférica.
De noche, en la carretera, la visión periférica se reduce al haz de luz de los faros delanteros del vehículo.
Si algo avanza hacia el rodado en un ángulo que las ópticas no alumbren no lo veré. Por ejemplo, un animal suelto en el camino.

Consejos
Descansar antes del viaje: el ser humano posee resistencia. Y a medida que la fatiga crezca disminuirá. Para evitar que el sueño aparezca la planificación y el descanso previo será imprescindible. Será importante dormir en un lugar cómodo, sin ruidos, sin luz y sin distracciones como el celular o la televisión.
Cenar liviano: comer mucho o elegir “comidas pesadas”, ricas en grasas o carbohidratos, nos provocará somnolencia, debido a las variaciones de debido a las variaciones de la glucosa en sangre que provoca este tipo de alimentos. Las comidas ricas en proteínas serán las más óptimas si conduciremos durante la noche.
No fumar antes ni durante del viaje: fumar es perjudicial para nuestro organismo en muchos aspectos, pero aquí queremos reparar en uno específicamente. Fumar afecta la calidad del sueño y reduce el descanso nocturno. Por lo tanto, como debemos descansar antes del viaje, lo mejor es no fumar para aprovechar al máximo este tiempo. Al mismo tiempo, fumar mientras conducimos implica un factor de riesgo vial, ya que es un elemento de distracción. Además, se le suma la irritación visual que produce el humo dentro del habitáculo, y la intoxicación con el monóxido de carbono que disminuye el nivel de vigilancia, atención y visión nocturna. Consumir bebida fresca: especialmente agua. Esto nos mantendrá hidratados y hacerlo frecuentemente será lo ideal, sobre todo durante el verano.
Vestir con ropa cómoda y liviana: la comodidad es fundamental, por lo que, recomiendo usar ropa holgada y evitar la ropa ajustada que impidan la correcta circulación o nos de esa sensación de estar “arropados”.
Hacer paradas cada una o dos horas o cada 200 kilómetros: en aquellos viajes con mayor duración a dos horas, lo ideal es realizar paradas frecuentes para tomar aire fresco y estirar las piernas.

¿Cómo detectar que nos estamos durmiendo al volante?

Cada organismo reacciona diferente al cansancio, sin embargo, es fundamental reconocer los síntomas que produce el sueño para detener el vehículo y descansar.
Picazón y enrojecimiento en los ojos: la sensación de la vista cansada o parpadear más de la cuenta, son los primeros síntomas del sueño.
Sensación de inquietud: antes de dormirse es común dar algunas vueltas. Sentirse inquieto o incómodo son alertas a tener en cuenta.
Bostezos: es el síntoma más claro que nos indica que estamos fatigados, principalmente si se repiten constantemente.
No existe nada más importante que nuestra vida y la de quienes transportamos. No vale la pena esforzarse tratando de recorrer distancia si estamos poniendo en juego nuestra integridad.
No tiene sentido.
Seamos responsables.

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