(Consideraciones a saber sobre los semáforos coordinados)
Conducir sobre una Avenida con sincronización de semáforos es muy gratificante, ¿A quién no le gusta agarrarla un domingo a la mañana y siendo el primero de la fila? Todo muy lindo pero corre bajo nuestra responsabilidad el respeto del límite de velocidad en este tipo de calles y los riesgos que se le suma contar con esta ventaja. Una vía semaforizada con coordinación de luz verde permite una mayor fluidez del tránsito y contribuye a una mejora de la seguridad vial; siempre y cuando los conductores respetan las reglas. Es como casi todo en la vida… Un beneficio pero con moderación, cuidando los modos.
Con este tipo de vías, se van creando “pelotones” de vehículos que se mueven a una velocidad constante y permiten que no se tenga que parar en las intersecciones, reduce el número de colisiones por alcance (el famoso golpe de atrás: cola con trompa o viceversa), se agiliza el tránsito en zonas de congestión y se mantienen velocidades límites seguras; al mismo tiempo se mejora la realización de giros sin semáforos para introducirse a la vía sincronizada, ya que esta marcha en pelotones de autos, provoca intervalos amplios entre uno y otro, aumentando la posibilidad de pasar entre ellos.
Para su aplicación la distancia entre semáforos no debe ser demasiado grande, entre 80 y 130 metros es ideal; puede ser contraproducente y problemático si dos semáforos están demasiado cerca; ya que los conductores tienden a observar el que se encuentra más alejado y no al más próximo, y puede ocurrir que en un momento determinado las señales que emitan sean diferentes uno de otro, acrecentando el riesgo en el cruce.
Un caso típico se da en las Avenidas porteñas como ser: San Juan, Independencia, Córdoba, Rivadavia y otras… Poseen onda verde semafórica que logra que los rodados que se desplacen a la velocidad para la que se diseñó esa onda verde (puede ser 50 km/h; tener en cuenta que la máxima en estas Avenidas es de 60 km/h), puedan circular por la vía parando a lo sumo en un semáforo; siempre y cuando se respete siempre el límite de velocidad y que el acumulado de autos no sea excesivo. Este límite de velocidad se consigue mediante la aplicación de diferentes desfases de tiempo a cada uno de los semáforos de la arteria en cuestión. Estos desfases se diseñan de modo que si un vehículo circula a mayor velocidad de
la estipulada, al llegar al siguiente semáforo se vea obligado a detenerse.
Son muy eficaces a la hora de conseguir frenar o limitar a los vehículos más rápidos, eso sí, conviene avisarle a los conductores, mediante una eficaz y clara señalización por cartelera de la existencia de la onda verde y a una determinada velocidad de diseño; todo esto para evitar que algunos de ellos superen la velocidad límite y no se produzcan colisiones a alta velocidad.
Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
investigacionaccidentologica@isprevi.org