Conducir un vehículo es una tarea por demás compleja. El sólo hecho de pensar y de ver todos los movimientos que realizamos al manejar, aunque sea de forma inconsciente, nos da la pauta de lo complicado que resulta ser. ¿Alguna vez prestaron atención en los ojos de un chofer de colectivo? ¡Sí!, la típica situación en la que somos pasajeros muy poco ocupados (para no decir otra cosa menos literaria), parados muy cerca del asiento del conductor del micro y pensando en la nada misma.
Es ahí que si le prestamos atención a los ojos del chofer, tanto sea también en un taxi, remis o como pasajeros en nuestro propio auto, pareciera que al pobre conductor/a lo están “bombardeando” a situaciones o momentos donde la vida pende de un hilo; como si su estrés estuviera por explotarle en las pupilas. La cantidad de información que recibe es de niveles muy altos. Sin embargo la cotidianeidad del asunto le resta importancia, en su cara pareciera más de lo mismo.
El chofer ni se inmuta, pone cara de póker, como si estuviera viendo una carrera de caracoles.
Esto es porque en todo proceso de conducción, el que tiene el volante, va realizando casi sin darse cuenta, una serie de pasos en su cabeza, de manera sistemática, constante y yo diría… obsesiva.
Son 5 pasos:
1. Detección – 2. Identificación – 3. Evaluación – 4. Decisión – 5. Respuesta
Sería algo como lo que hacían Robocop o Terminator cuando el plano de la cámara se “metía” en sus cabezas y desde allí se veía como iban a actuar: En primer lugar cuando iban caminando con su “súper arma” en mano detectaban un ser humano; segundo, identificaban que un niño estaba frente a ellos; tercero, evaluaban la situación (dependía de cómo habían programado al pedazo de chatarra); cuarto paso… decidían que iban a hacer en consecuencia y por último: respondían, o sea, no asesinaban al niño.
Bueno, algo así hacemos cada instante cuando conducimos, los 5 pasos en todo momento. Cuando estamos por llegar a una esquina, si se nos cruza un perro, si cambiamos de carril o si doblamos en una esquina. Estos pasos conforman el tiempo de reacción de un conductor. Dicho tiempo comienza en el instante en que detecto algo, o sea, el primer paso: Detección; puede ser una sombra, un movimiento detrás de un árbol, un semáforo delante, etc. etc. Termina luego, en el instante anterior a pisar el freno, o girar el volante, o volver a acelerar, etc. etc.; quiere decir que termina en el último paso: Respuesta. En el medio pasó por los otros 3 pasos, sin saltear ni modificar la posición de ninguno.
Estos pasos son sumamente importantes y no deben alterarse nunca, deben permanecer en orden y realizarse de forma rápida y efectiva. Nuestras condiciones psico-físicas deben permanecer óptimas en todo momento si no, mi tiempo de reacción se alarga y mis posibilidades de accidentarme crecen. ¿Qué factores alteran mi tiempo de reacción? El alcohol, las drogas, el cansancio, el celular, la distracción, etc.
Federico González
Licenciado en Accidentología y Prevención Vial
investigacionaccidentologica@isprevi.org